Nos trasladamos hasta las sinuosas carreteras de Salamanca para probar la mejora experimentada por el Audi Q3. La segunda entrega del SUV Premium germano avanza varios pasos hacia delante en lo que a diseño, confort, ergonomía y dinámica se refiere.
Hasta la llegada del Q2, el Q3 era el encargado de abrir las puertas de los todocaminos a todos aquellos que fijaban su vista en la gama Q de Audi, con todo lo que ello implicaba. Para unos, la diferencia con el Q5 (su hermano mayor) era abismal en lo que a calidad y espacio se refería; mientras que para otros, el tener que desembolsar los poco más de 30.000 € que la firma de los cuatro aros pedía por él no resultaba ser un plato de buen gusto.
Pero ahora las tornas han cambiado con esta segunda generación del Q3. El nuevo todocamino compacto de Audi sí consigue ocupar el espacio comprendido entre el Q2 y el Q5 acercándose, e incluso superando en algunos aspectos, al segundo.
Mini Q8
Visualmente, esta segunda entrega del Q3 es mucho más atractiva que antes. Su predecesor no era un coche feo, pero resultaba ser menos agraciado visualmente que el resto de Q. Sin embargo, con el nuevo patrón estético instaurado por el Q8 nos atrevemos incluso a afirmar que este Q3 es un Q8 en miniatura.
Más allá de esa parrilla poderosa, el diseño del todocamino compacto gana en presencia y musculatura. Destacan sus pasos de rueda anchos, sus paragolpes voluminosos, su capó abultado y su zaga deportiva. Todo ello complementado con detalles vistosísimos como los elegantes grupos ópticos (tanto delanteros como traseros) o la característica tira plástica que recubre la parte inferior de la carrocería y que nos recuerda que, pese a todo, el Q3 sigue siendo un todocamino.
Sin olvidar la mejora en lo que a personalización se refiere gracias a los innumerables juegos de llantas de 17 a 20 pulgadas, la amplia paleta de colores y las tres líneas de acabado (basic, Advanced y S line) a las que se suma una especial denominada Black edition en la que los cromados se sustituyen por molduras en negro y otra limitada bautizada como Edition one, disponible durante el lanzamiento.
Mayor en todo
Pero como decíamos al principio, este Q3 ha sabido, ahora sí, ganarse el puesto que se merece, no solo en el segmento, donde cada vez tiene que competir con más rivales (véase X1, GLA, E-PACE, XC 40…) sino dentro de la propia Audi. Para ello ha tenido que pegar un ligero estirón que ha sido posible gracias al empleo de la plataforma modular MQB. Con ella, el todocamino Premium crece 9,7 cm a lo largo (llegando así hasta los 4,48 m), 1,8 cm a lo ancho (1,86 m) y rebaja su altura en medio centímetro (1,59 m).
Ahora bien, de todas sus cotas, quizá la más significativa sea la ganancia de 7,7 cm de su batalla, que pasa a ser de 2,68 m. Un crecimiento que le acerca ‘peligrosamente’ al Q5. Primero, porque la segunda fila añade de serie un desplazamiento longitudinal de 15 cm y, segundo, porque el maletero crece tanto que es casi igual de grande que el de su hermano mayor.
De hecho, cifra 530 litros iniciales, es decir, 20 menos que el Q5. Capacidad que puede llegar hasta los 675 litros con la segunda fila echada hacia delante o hasta los 1.525 litros con los respaldos traseros abatidos (en proporción 40:60:40), dejando una superficie plana. A ello se suma un portón con apertura y cierre eléctricos o unos respaldos traseros reclinables hasta en siete posiciones permitiendo ángulos que van desde 25 a los 90º.
Por lo demás, este Q3 es grande como ninguno. La segunda fila es apta para adultos de talla media-alta, el hueco para las rodillas es amplio y la anchura correcta. Solo un túnel central ligeramente voluminoso penaliza la plaza central.
Era digital
Delante, nada que reseñar negativo. Porque este Q3 evoluciona tanto que no solo deja obsoleto a su predecesor, sino a muchos de los rivales antes mencionados. Su personalidad se rige por las pantallas, como ocurre en los últimos Audi comercializados, aunque a diferencia de la gama alta, aquí solo aparecen dos: una central y otra para el cuadro de instrumentos.
Su manejo es intuitivo, como siempre, y su contraste excelente, mientras que los tamaños varían entre las 8,8 y las 10,1” de la primera y los 10,25 y las 12,3” de la segunda, en función de los paquetes escogidos. La única ‘pega’ que podríamos sacarle no hace referencia al Q3, sino a Audi. Y es que tras habernos acostumbrado a una respuesta capacitiva (ligera vibración) en el monitor central, cuando ahora seleccionamos algún menú en la del Q3, tenemos que verificarlo visualmente para confirmar que ha ocurrido.
Pese a este downgrade, el sistema multimedia es compatible con Apple CarPlay y Android Auto, puede incluir navegación mediante Google Earth, crear puntos de acceso WiFi… Del mismo modo, existe una base de carga inalámbrica y múltiples puertos USB.
En lo que a calidad se refiere, no uno, sino múltiples pasos hacia delante son los que ha dado este Q3. Plásticos blandos y mullidos se entremezclan ahora con materiales nobles como el Alcántara (disponible en tres tonalidades) o las molduras decorativas que, además, incrementan el apartado de la personalización.
Dinámica ganadora
Bajo el capó, Audi sigue apostando por una amplia variedad mecánica para que cada cliente elija su opción acertada. Tres versiones de gasolina, 35 TFSI de 150 CV y 40 TFSI de 190 y 45 TFSI de 230 CV, se unen a otras dos diésel, el 35 TDI de 150 y 40 TDI de 190 CV. Los cambios a elegir son el manual de seis relaciones o el automático S tronic de siete, mientras que la tracción puede ser delantera o total quattro. De todas las combinaciones posibles, llama la atención que el diésel de acceso esté disponible con tracción quattro para el cambio manual y que el S tronic sea solo 4×2.
Pero más allá de la variedad propulsora, donde este Q3 ha mejorado sin parangón es en su dinámica de conducción. Su mayor anchura y su nueva base le han hecho ganar en pisada. Se le nota un coche mucho más aplomado y firme, incluso por tramos de carretera de montaña como los que protagonizaron nuestra ruta.
Las sensaciones se enfatizan cuanto mayor sea la potencia de nuestro Q3, destacando claro está el empuje y el comportamiento del 230 CV. Pero incluso circulando con el diésel 150 CV automático (4×2), el ritmo del Q3 puede ser elevado. Llama la atención la posibilidad de montar una suspensión adaptativa con control electrónico de la amortiguación, el cual, se combina con el Audi drive select para variar la dureza de los amortiguadores en función del programa escogido.
También monta, opcionalmente, la dirección progresiva, que reduce la desmultiplicación a medida que cogemos velocidad para hacer del Q3 un todocamino más reactivo en el paso por curva.
En carretera secundaria, como decimos, el ritmo puede ser muy elevado y ágil, mientras que en autopista, destaca por el confort y la suavidad de su rodadura. Solo un excesivo ruido aerodinámico a la altura del retrovisor empaña ligeramente una conducción de 10.
¿Y por campo?
Esta vez y a diferencia de la toma de contacto realizada con el Q8, Audi no preparó una ruta off road para el Q3. Por tanto no podemos dar muchas más referencias acerca de este tema hasta que no tengamos la unidad de pruebas. Sin embargo, sí podemos confirmar que el todocamino alemán suma un inédito modo Offroad que aumenta la sensibilidad del acelerador, deja el ESP en modo latente y en caso de montarlo, acorta las primeras relaciones del cambio S tronic para ganar más par en las arrancadas.
Del mismo modo, suma un control de descensos aunque en el lado contrario únicamente hace gala de una distancia al suelo de 14 cm así como de unos ángulos de ataque, salida y ventral tirando a bajos. Por tanto, a falta como decimos de probarlo, somos conscientes de que su uso se reducirá principalmente al asfalto.
Sube el nivel… de precio
Ese aumento general en todos los puntos ha provocado que el Q3 también suba en su tarifa. Si la anterior generación arrancaba en los poco más de 30.000 €, esta segunda entrega parte de los 35.920 € para el 35 TFSI, manual y con acabado básico.
Por suerte, Audi ha pensado en todo y de base, este Q3 viene de serie con multitud de elementos tales como los faros LED, el cuadro de instrumentos digital, climatizador bizona, MMI Plus con pantalla de 8,8 pulgadas, asistente de frenada de emergencia en ciudad con detector de peatones, llantas de 17 pulgadas, control del ángulo muerto, asistente de mantenimiento de carril, retrovisores calefactables…
En definitiva, mientras que el hombre involuciona en muchos aspectos, su medio de transporte natural evoluciona hacia cotas elevadísimas. Fiel reflejo de ello es este segundo Audi Q3, un espécimen que está llamado a dominar, ahora sí, un segmento cada vez más competido.