El creador de la categoría SUV familiar alcanza su sexta generación manteniendo intacta su filosofía inicial y mejorando en determinados puntos clave. Así es el nuevo Subaru Outback que nosotros ya hemos podido conducir.
Ser el pionero en cualquier campo no es una tarea sencilla, menos cuando hace 26 años el fenómeno SUV no estaba tan extendido como hoy en día. Pero en 1995 Subaru se lió la manta a la cabeza lanzando la primera generación del Outback para complacer a aquellos usuarios que demandaban más aptitudes aventureras en el Legacy del momento (de hecho el primer Outback se conoció como Legacy Outback). Su nombre no pudo ser más acertado al haber sido tomado prestado de uno de los desiertos más grandes del planeta, el Outback australiano.
Nuevos horizontes que le han llevado a ser uno de los Subaru más vendidos del mundo (en total 6,6 millones de unidades) y, sobre todo, a ser auténtico creado de los SUV familiares, a los que posteriormente le siguieron los Volvo XC70, Audi A6 Allroad y compañía. Pero los tiempos cambian y aunque el sector ha ido virando hacia los SUV, el Outback mantiene intacto su ADN, con una silueta de corte ranchera y, sobre todo, unas aptitudes off road muy marcadas. Tal es así que puede competir de tú a tú con los pocos todocaminos familiares que quedan y, sobre todo, con los afamados todocaminos.
Elegante robustez
Para conseguirlo, esta sexta entrega del Outback presenta un diseño más cuidado que, eso sí, no está reñido ni mucho menos con la elegancia. Es un modelo más refinado y elegante aunque hay ciertos detalles o elementos como el pack Outdoor que se encargan de remarcar su carácter aventurero. La forma de los faros delanteros cautiva y las protecciones plásticas que recubren todo el perímetro inferior le dotan de ese look campero.
Toda la gama monta barras en el techo cuya carga varía en función del acabado, mientras que las llantas son ahora de 18 pulgadas. En lo que a cotas se refiere, 4,87 metros de largo dan forma a este Outback, cota que acompaña de una altura libre al suelo de 21,3 cm, superior a la de muchos SUV del momento.
Pantallazo
Si el exterior despunta, el interior no se queda atrás. El salto de calidad que ha dado Subaru es elevadísimo con materiales de primer nivel y un equipamiento a la altura de las mejores marcas Premium (cuero, calefacción en volante y cuatro asientos, techo solar, equipo de sonido de alta calidad…) a lo que se suma una dotación de seguridad mejorada gracias al Eyesight de nueva generación y a una mayor carga tecnológica.
En este sentido los ojos se postran directamente sobre la inédita pantalla vertical de 11,6 pulgadas que estrena el último sistema multimedia de la marca con un funcionamiento idéntico al de cualquier smartphone del mercado. Monitor que consigue suprimir cualquier botón físico del salpicadero y aportar ese toque de modernidad que se le demandaba.
Ahora bien, si hay un aspecto que defina al Outback desde sus inicios ese es el de la amplitud. Su concepción de vehículo familiar unido al crecimiento experimentado se traducen en un habitáculo confortable y amplio para todos sus ocupantes. La zona trasera cuenta con 10,8 cm más de distancia entre los asientos así como 3 cm más en la zona de las caderas y casi 1 cm a la altura de los hombros. Sin embargo, el foco de atención va a parar al maletero con sus 561 litros de volumen inicial en combinación con una boca de carga 30 mm más ancha. La guinda, un portón eléctrico con apertura manos libres.
Aventurero nato
Más novedades. Las que no se ven a simple vista. La primera, la plataforma. El Outback emplea un chasis más rígido, seguro y ágil que reporta en una conducción más confortable y emocionante. A ello se suma el afamado sistema de tracción total de Symetrical AWD de Subaru con el que el Outback no le hace ascos a nada. De hecho durante el hedocontacto no solo comprobamos que la calidad de rodadura se ha incrementado sobremanera sino que sus aptitudes off road se mantiene intactas e incluso se han potenciado con esta nueva generación.
Ya sea para ir rápido en una zona arenosa como para realizar cruces imposibles para otros SUV, este Outback demuestra que no hay terreno que se le ponga por delante. Además, gracias a la asociación con la empresa americana iKAMPER, por 3.500 € se pude disponer de un kit de camperización que incluye tienda de campaña en el techo (solo se puede equipar en el acabado Field dado el mayor peso que aguantan las barras de techo), cocina portátil de gas, sillas y huecos portaobjetos. Sin duda, una solución inteligente para los amantes del campo.
En cuanto al motor, el nuevo Outback mantiene el bloque 2.5i bóxer atmosférico que ha sido revisado en profundidad incorporando un 90% de piezas nuevas por lo que podemos hablar de un motor casi nuevo. Declara 169 CV y 252 Nm de par máximo gestionados mediante la nueva caja de cambios CVT de ocho relaciones. Una transmisión que se ha refinado tanto que no parece de variador, sino de tipo convertidor. Este es quizá el salto de mayor calidad que ha dado el Outback. Además, ofrece la posibilidad de montar levas tras el volante.
Puede que a muchos les resulte extraño que no haya incorporado un sistema híbrido como sí ocurre en el Forester o el XV, con quienes comparte plataforma, pero Subaru no ha dejado de lado a los conductores más ECO (nunca mejor dicho) dado que la apuesta sostenible de este Outback la capitanea la versión de GLP, con un sobrecoste de 2.000 € sobre la base.
En definitiva
Subaru vuelve a dar un golpe sobre la mesa con la nueva generación del Outback. El creador de los familiares aventureros se refina sin dejar de lado su espíritu descubridor. Más elegante, más robusto pero sobre todo de mayor calidad cuenta además con la ventaja de ser mucho más económico que sus principales rivales. Porque los 39.500 € (41.500 € con GLP) de los que parte la versión Trek son mucho más asequibles que cualquiera de los todocaminos de corte Premium que actualmente se comercializan. Tarifa que calca la versión Field, mientras que el Touring, el más elegante, sube la cuantía a los 43.900 €.