El nuevo buque insignia de Opel se fija en el nuevo Mokka para actualizarse y ganar atractivo. Nosotros ya lo hemos conducido y parece otro coche.
La ofensiva SUV Opel sigue avanzando. Si hace una semanas os analizábamos en profundidad el nuevo Opel Mokka ahora nos centramos en el que es su buque insignia: el Grandland. Un modelo que adquiere dicho estatus una vez que el Opel Insignia está afrontando sus últimos días de vida antes de entrar a formar parte, por así decirlo, del grupo Stellantis.
El Grandland que ya hemos conocido en primera persona, adquiere la nueva imagen de la marca mucho más dinámica, juvenil, y deportiva mejorando además aspectos internos en lo referente a conectividad y digitalización, dejando intacto el apartado dinámico y de motorizaciones.
Con Opel Vizor y Opel Pure Panel
En la presentación del nuevo modelo a la que hemos asistido, todos estos puntos son visibles desde el primer momento. Llama a la atención sin duda el nuevo Oper Vizor frontal con la ya característica moldura en negro que traslada la calandra a un plano inferior y conecta los dos pilotos principales. Faros que, por cierto, incorporan la tecnología Intellilux LED Píxel mejorando el haz de luz y convirtiéndole en un referente en su categoría. Paragolpes, llantas, y nuevos colores de carrocería son los que terminan de configurar un aspecto exterior que, como decíamos, aumenta significativamente el atractivo con respecto al anterior modelo.
Si nos metemos en el interior, Opel vuelve a tirar de patrón visual para dar forma al salpicadero. En este caso nos referimos al Opel Pure Panel que bajo un mismo marco es capaz de englobar en los acabados más altos una pantalla de 12 pulgadas para el cuadro de instrumentos y otro monitor de 10” para las funciones principales del sistema multimedia (de serie parte con 7” en ambas zonas).
Una de las ventajas aparte del nuevo Opel Vizor es, sin duda, el manejo, mucho más intuitivo y rápido que antes. Ello no impide que el conductor siga utilizando mandos físicos por ejemplo para la climatización. El confort de abordo sigue siendo uno de los puntos más favorables de este todo camino compacto ya que mantiene los asientos con certificación a AGR que aumentan el confort y reducen la fatiga en viajes largos. En lo que habitabilidad espacio se refiere el Grandland no varía nada con respecto a su antecesor.
Los phev, como punta de lanza
Tampoco se modifica el apartado mecánico pues el modelo alemán está disponible con motores gasolina y diésel de 130 CV, a combinar con caja manual y automática en el primero o solo automática en el segundo. A ellos se une la dupla híbrida enchufable Hybrid con 225 y 300 CV (este último con tracción total Hybrid4) colocándose como la referencia en eficiencia. Sin cambios como os decimos en lo que a comportamiento se refiere, lo más representativo es la mejora en la autonomía eléctrica en ambas versiones llegando respectivamente a los 61 y 66 km.
Nosotros hemos conducido precisamente uno de estos dos híbridos, en concreto el de 300 CV, y la sensaciones no distan para nada de aquella toma de contacto que realizamos hace ya unos cuantos meses y que nos dejó con muy buen sabor de boca. Si nos gustaría destacar el reducido consumo siempre y cuando tengamos batería disponible, llegando a registrar valores cercanos a los 4 l/100 km. En cuanto a la carga, admite cargas hasta de 7,4 kW necesitando tan solo 2horas para llenar de nuevo los 13,2 kWh de capacidad. En definitiva, Opel has sabido retocar los puntos estratégicos de su nuevo buque insignia con el objetivo no solo de mantenerlo vigente sino también de aumentar su atractivo y . no solo para mantenerlo vigente Durante unos cuantos años más, sino para aumentar el atractivo frente a la cada vez más numerosa competencia. Disponible en los acabados GS Line Ultimate, además del Business Edition destinado principalmente para flotas, los precios del nuevo Opel Grandland parten de los 23.600 euros para los de combustión y de los 34.600 € para los phev.