Recorremos a los mandos del Alfa Rome0 Stelvio todos y cada uno de los rincones que el rey Felipe II empleó en sus viajes desde Madrid hasta el Monasterio de El Escorial. El SUV italiano se convierte en la carroza perfecta para esta Ruta Imperial.
Al finalizar los poco más de 150 kilómetros que componen la Ruta Imperial, el único pensamiento que apareció en nuestra mente fue “¿cuánto tardaría el Rey Felipe II en realizarlos?”. Actualmente, en el caso de un particular que no quiera parar para deleitarse con ninguno de los monumentos que ofrecen cada uno de sus nueve pueblos, el tiempo aproximado para completarlo sería ligeramente superior a las tres horas y cuarto, tomando como punto de inicio y de llegada el antiguo Alcázar de Madrid (donde posteriormente se construyó el Palacio Real).
Las diferencias, considerables. Empezando no solo por el tipo de caminos, sino, sobre todo, por la montura. Y no vamos a desmerecer para nada las exuberantes carrozas reales que servían de transporte a “el Prudente”, pero está claro que no llegaría al nivel del nuestro, que no era otro que el Alfa Romeo Stelvio.
Un poco de historia…
Declarada en 1984 Patrimonio de la Humanidad por parte de la Unesco, la Ruta Imperial promocionada actualmente por la Consejería de Cultura y Turismo de la Comunidad de Madrid, sigue parte del camino histórico que tomaba el propio Felipe II en el siglo XVI para llegar desde la capital hasta el monasterio de El Escorial.
Compuesta por nueve pueblos madrileños, se divide en dos trayectos bien diferenciados con un núcleo central. El primer tramo, el de ida, partía desde la capital hasta Guadarrama, pasando por Torrelodones y Collado Villalba. Desde aquí se accede a San Lorenzo de El Escorial y El Escorial, que conforman el foco principal con su Monasterio. El tercer trecho, el de vuelta, recorría Robledo de Chavela, Fresnedillas de la Oliva, Navalagamella y Valdemorillo, desde donde se regresa a la capital.
Las dos obras centrales de esta visita, son el Monasterios de San Lorenzo del Escorial y el Valle de los Caídos. También son destacables lugares como: la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción en Valdemorillo, la iglesia de Nuestra Señora de la Estrella en Navalagamella.
Si bien solo la primera parte del recorrido formaban parte del itinerario realizado por el regente, los municipios restantes se fueron añadiendo por su relación con la construcción de El Escorial, bien porque abastecieron a la corte instalada en el Real sitio, bien por cobertura religiosa o sencillamente porque albergaron buena parte de los obreros de la construcción del monasterio.
¿Y por qué elegimos dicho itinerario? Muy simple, lo interesante de esta ruta es la posibilidad de combinar arquitectura, arte, naturaleza y diversión al volante…, pues buena parte de los 150 kilómetros mencionados discurren por carreteras reviradas, perfectas para sacar a relucir todas las bondades dinámicas del Stelvio.
…antes de entrar en acción
Un nombre que Alfa Romeo no escogió al azar. Puede que muchos no lo conozcan, pero los auténticos amantes de las curvas sabrán que el Paso Stelvio es uno los emplazamientos más serpenteantes del Viejo Continente. Situado en Italia, a 2.757 metros, es el paso de montaña pavimentado de mayor elevación de los Alpes orientales, y el segundo más alto de los Alpes, por detrás del Col de L’Iseran. Por tanto, la elección del nombre del primer SUV de Alfa Romeo no ha podido ser más acertada.
En nuestro caso, sin llegar a contar con tantas curvas, la Ruta Imperial madrileña sirve para que todos sus habitantes se deleiten con el que, probablemente, es uno de los todocaminos más bellos de la actualidad. De finas líneas, los diseñadores italianos han sabido esculpir a la perfección una carrocería de porte agresivo, señorial y muy deportivo que se extiende hasta los 4,69 metros de largo, 1,90 de ancho y 1,66 de alto.
Como la realeza
Cotas que le permiten gozar de un habitáculo amplio y cómodo. En la zona trasera sus ocupantes gozarán de todo el espacio que requieran, incluyendo el destinado para el equipaje, pues el maletero ofrece unos excelentes 525 litros de capacidad. Por su parte, los que ocupen el puesto de conducción (algo impropio en los tiempos de Felipe II) se verán rodeados de un ambiente de auténtico lujo.
La firma italiana ha querido que su primer todocamino luzca con una imagen elegante y refinada… y lo ha conseguido. En términos generales, el Stelvio es un producto de garantías. Volante, comandos y molduras ofrecen un tacto agradable, mientras que el diseño general tiende al minimalismo, con los botones justos pero bien colocados.
Los asientos deportivos tapizados en cuero ofrecen un ajuste casi perfecto con el cuerpo. Son cómodos, anchos y gracias a los amplios reglajes permiten disfrutar tanto de una carretera sinuosa como de un millar de kilómetros; mientras que la pantalla central de 7,0 pulgadas es sencilla e intuitiva de manejar.
Pasión por las ‘no rectas’
Pero como decíamos al principio, si hemos escogido esta ruta es por su amplia variedad de tramos con curvas. La ausencia casi total de cualquier tipo de recta asustaría a todo SUV que se precie, pero en el caso del Stelvio se convierte en una virtud. El modelo italiano ofrece una puesta a punto demoledora, que le permite acometer cualquier curva con una facilidad pasmosa.
Así lo comprobamos in situ durante el ascenso desde San Lorenzo hasta Robledo de Chavela, con el puerto de la Cruz Verde como testigo de excepción. Basta colocar el programa Dynamic del selector DNA y sentir cómo el chasis del Stelvio se convierte en el guía perfecto de nuestros movimientos.
La dirección, precisa y rápida nos transmite la sensación de circular sobre raíles. La tracción total Q4 nos pega al asfalto en todos los giros, mientras que su bajo centro de gravedad incrementa nuestra ansia de seguir trazando vértices, sin olvidar sus frenos, potentes y con un tacto peculiar gracias a su sistema eléctrico ‘by wire’ que permite amoldarse al tipo de conducción realizado.
Pasión interna
Todo ello sin obviar el corazón que mueve a semejante obra. Como bien reza el eslogan comercial de Alfa, la “meccanica de la emozioni” también está presente en el Stelvio. En este caso en forma de bloque diésel con 2.2 litros y 210 CV de potencia, el más potente de este combustible, que nos impulsa con un gran ímpetu en cualquier régimen de revoluciones. Propulsor que no solo se asocia a la mencionada tracción, sino también a una transmisión automática de 8 velocidades que hará las delicias de todo aquel que se ponga a sus mandos, primero, por su rapidez y, segundo, por sus enormes levas fijas situadas tras el volante y realizadas en aluminio.
En definitiva, Felipe II marcó, en muchos sentidos, el devenir de la historia de España ya que bajo su reinado, el Imperio español alcanzó su máximo apogeo al ser el único en integrar territorios de todos los continentes habitados. Por su parte, el Stelvio no solo ha hecho historia dentro de Alfa Romeo, sino que es uno de los pocos SUV (por no decir el único) que ha sabido sacar relucir una de las grandes bondades para la que estos vehículos fueron creados: el auténtico placer de conducción.