Sabemos que ser padres es una tarea que no está exenta de emociones. Pero si eres capaz de añadir la diversión al volante, encontrarás la solución a una ecuación complicada. Eso sí, para lograrlo deberás echar el guante al Audi RS4 Avant que te proponemos en esta prueba.
Hace poco que me he estrenado en una de las asignaturas más difíciles que propone la vida: la paternidad. Una experiencia única e irrepetible (pese a que la idea es seguir ampliando la familia) que lleva asociada innumerables cambios. Entre ellos está, sin duda, la elección del coche familiar. Basta que tengas un hijo para que las prioridades cambien. Si en tu cabeza había surgido la idea de adquirir un deportivo o de darte un capricho ya puedes ir olvidándola… ¿o no?
Por suerte, no. Algunos fabricantes han sabido satisfacer las necesidades más primarias de esos padres (y madres) más deportivos, con vehículos familiares extremadamente picantes. El Audi RS4 Avant es, sin lugar a dudas, uno de los más emocionantes. Una auténtica bestia que ahora alcanza su quinta generación (cuarta si no contamos el primer RS2 Avant con motor Porsche)y que ha puesto a trabajar los ventiladores del motor a ‘todo trapo’ para recobrar el aliento tras la dura jornada de pruebas a la que le hemos sometido.
Oculto y visible al mismo tiempo
Antes de entrar en lo que realmente demanda este vehículo, que es ponerlo en marcha, ya sabes que en elhedonistamotor, siempre invertimos cierto tiempo a ver cómo es. En este caso, el Audi RS4 Avant ofrece un diseño perfectamente camuflado. No vamos a decir que es igual que cualquier otro Avant de la gama, pero sí es capaz de pasar desapercibido entre el tráfico urbano. Una cualidad que en las marcas alemanas saben explotar bien (hay a quien no le gusta ser el centro de atención) que en Audi maquillan con soluciones que saltan a la vista.
Hablamos de un exterior compuesto por paragolpes angulosos y más prominentes, pasos de rueda 30 mm más anchos en los que caben sin problemas llantas hasta de 20 pulgadas, tan impresionantes como caras, montadas sobre neumáticos en medida 275/30 ZR20. En la zaga, destaca el difusor pintado en negro brillante con dos enormes salidas de escape ovaladas a los lados. Este color, el negro brillante, también se encarga de dar forma a la parrilla singleframe, los retrovisores, las barras de techo, las taloneras laterales o los apéndices aerodinámicos colocados en determinadas pares estratégicas de la carrocería.
Dentro, el diseño elegante y bien terminado que caracteriza a la gama A4 se rodea de tapizados exclusivos de esta variante como son el cuero Alcántara que recubre el volante o el pomo del cambio. Los asientos deportivos con reposacabezas integrados y costuras específicas en rojo, los pedales de aluminio, la iluminación ambiental LED o las diferentes molduras en carbono y aluminio pulido rematan un habitáculo excelente a la par que amplio.
Porque a la fulgurante aceleración y sonido que registra, el RS4 Avant mantiene intacta esa filosofía familiar determinada por una zona trasera apta para tres adultos y por un maletero de 505 litros perfecto para guardar todas nuestras emociones.
Nada de bostezos
Porque ¿quién se atrevió a decir que los familiares han de ser aburridos? Sí, cierto es que con la paternidad uno rebaja el ritmo y la prioridad no es llegar antes, sino que los ocupantes más pequeños tengan un viaje placentero y lo más confortable posible.
Pero todo eso no quita para que puedas seguir disfrutando de un vehículo de garantías y emocionante siempre que quieras. Cualidades que el RS4 Avant derrocha… por los cuatro costados. No estamos hablando de un familiar al uso, sino de nada menos que una auténtica bestia de 4,78 metros de largo que aloja un descomunal motor V6 biturbo de 2.9 litros y 450 CV.
Quienes nos sigan asiduamente les sonará este bloque, pues es el mismo que emplea el último RS5 Coupé que probamos hace algunas semanas. Una auténtica obra de ingeniería que sustituye al no menos exquisito V8 atmosférico de 4.2 litros de la generación precedente. Un propulsor que parecía insuperable, pero del que ahora ni nos acordamos una vez aceleramos con contundencia en nuestra unidad.
Contundente. Así lo definiríamos. Basta un solo acelerón para comprenderlo. Gracias a la función Launch Control, el RS4 Avant nos catapulta hacia delante en menos de lo que tardamos en escribir estas líneas. En 4,1 segundos, el velocímetro ya marca los 100 km/h, previa fusión de nuestra espalda con el asiento para, desde ahí, seguir subiendo como un auténtico bólido de carreras. ¡Ojo! Porque a poco que nos descuidemos, habremos sobrepasado por mucho los límites legales de cualquier carretera de nuestro país.
Pero es que eso es lo que demanda el V6 biturbo. Quiere emoción. Quiere que la aguja del cuentarrevoluciones se acerque constantemente a la zona roja (situada a 6.400 rpm). Quiere que nos dejemos de comodidades y juguemos con las levas situadas el volante para ir subiendo y bajando marchas de manera endemoniada. En definitiva, quiere que nos divirtamos. ¡Y vaya si nos divertimos!
Los 450 CV que ha desatado se combinan con un par máximo de 600 Nm que hacen su aparición a solo 1.900 rpm y se estira hasta nada menos que las 5.000 rpm. Cierto es que es menos estridente que el anterior FSI (la melodía del atmosférico es fácilmente inigualable) pero lo palia con un régimen de actuación mucho más amplio consiguiendo que en menos de lo que esperamos vayamos rápido… pero muy, muy rápido.
Ni que decir tiene que llevamos activo el modo Dynamic, por lo que todos los parámetros del vehículo han virado su actuación hacia la configuración más deportiva. Dirección y suspensión se han endurecido ligeramente (la primera lo hace además en función de la velocidad), el escape se ha liberado de ataduras y el diferencial trasero deportivo permite un mayor grado de deslizamiento cuando afrontamos una curva.
Frena, gira y acelera
Ahí es donde nos encontramos ahora mismo: afrontando el vértice de la primera curva cerrada de nuestro recorrido habitual para este tipo de vehículos. Llegamos un poco más rápido de la cuenta, somos conscientes. La emoción del momento tiene parte de culpa.
Pese a ello, sabemos que el RS4 Avant nos permitirá cualquier exceso que no sea desmedido. Clavamos frenos y pese a no llevar los carísimos y efectivos carbocerámicos (que se ofrecen en opción), los discos perforados de 400 mm que monta en ambos ejes nos detienen con tal decisión que incluso especulamos en la posibilidad de haber alargado la frenada.
Antes de que ese pensamiento aparezca si quiera, ya estamos efectuando el giro. La precisa dirección (con 2,1 vueltas entre topes) nos coloca donde queremos, mientras que el mencionado diferencial trasero deportivo en combinación con la tracción total quattro (necesaria para domar este potro salvaje) redondea la curva con tal agilidad que no parece que estemos manejando una carrocería de 4,78 metros.
Perfecto para el día a día
Podríamos tirarnos párrafos y párrafos describiendo todas las bondades dinámicas de este RS4 Avant, tales como una puesta a punto del chasis de matrícula que elimina cualquier balanceo, subviraje o sobreviraje, el excelente trabajo de los mencionados frenos, que no muestran síntomas de fatiga en ningún momento o una caja de cambios simplemente deliciosa que se postula como el gran aliado del 2.9 biturbo que sigue empujando ‘como si no hubiera un mañana’. Sin embargo, también somos realistas y quien adquiere este RS4 Avant no siempre va a ir con el cuchillo entre los dientes.
El afortunado comprador que pueda pagar los 96.900 € de los que parte este familiar de altas prestaciones, también busca un modelo solvente con el que sentirse seguro principalmente en carreteras secundarias gracias al hipódromo que aloja bajo el capó. Un conductor que, en muchas ocasiones, tendrá que reprimir sus instintos más primarios y borrar el gráfico de fuerzas G o el cronómetro que aparecen en el Audi virtual cockpit para activar el modo Comfort. Suena raro lo que voy a decir, pero incluso echamos en falta un programa Eco que permita rebajar un grado más el consumo medio.
No vamos ni a detenernos en el dato logrado durante una jornada de conducción sin límites y solo os decimos que llegamos a duplicar los 9,5 l/100 km que conseguimos en un día a día sin sobresaltos, yendo al trabajo, al gimnasio, a la compra o a recoger a los niños al cole, en donde el RS4 Avant no difiere mucho de cualquier otro Avant de la gama gracias a su confort, insonorización y habitabilidad.
En definitiva, de no ser por lo elevado de su factura y por lo escaso de mis ahorros (una mala combinación), no dudaría ni un momento en meter a mi pequeño Leo en su parte trasera para que ambos disfrutásemos de lo que son las verdaderas emociones en familia