Hemos probado la actualización de uno de los coches más variopintos de la gama Ford, el Mondeo. Con tres carrocerías disponibles y una gama de motores renovada y amplia, hemos optado por conducir el diésel de 190 CV, con tracción a las 4 ruedas y en su carrocería familiar. Si quieres conocer todos sus detalles, sigue leyendo.
En 2015 conocimos esta nueva entrega del Mondeo que, 4 años después, se ha renovado. Los principales cambios llegan en materia de tecnología y seguridad aunque sí es cierto que en su diseño exterior también apreciamos ligeros retoques. Con sus 3 carrocerías, el modelo americano rivaliza con otros coches con al menos dos carrocerías disponibles como pueden ser el Mazda6, KIA Óptima, Peugeot 508 o VW Passat entre otros.
Línea continuista
El Mondeo presenta cambios pero en líneas generales, su figura mantiene una estética continuista. Estética bonita y elegante por cierto. En el frontal encontramos una nueva calandra con diseño similar al del Focus y, en general, a la de la nueva hornada de modelos Ford. Los faros, más finos y horizontales, son LED de serie en este acabado ST-Line.
En su zaga vemos nuevos óptimos, un paragolpes retocado y una figura más ancha, con mejor presencia, pese a que las cotas se mantengan en 1.85 metros de ancho y 1.50 de alto. En su vista lateral, el Mondeo nos ofrece unas bonitas llantas de 18 pulgadas de serie, y opcionales en 19, aunque nuestra unidad no las equipaba.
Interior de calidad y con corte deportivo
El habitáculo ha sufrido algún cambio más drástico aunque sin llegar a considerarlo actualización a fondo. Es acogedor, espacioso y está bien insonorizado en la marcha. Hicimos la prueba de hacer un recorrido de unos 100 km con 5 adultos de 1,80 metros de media y salvo el espacio para las piernas en la plaza central trasera, en el resto de apartados la nota es muy buena. Tanto en las piernas de los ocupantes de los lados como el espacio para los hombros de la plaza central. El Mondeo ha conseguido ser un coche realmente familiar y espacio, además de deportivo (en nuestro caso) y elegante (Vignale). Este compendio de confort también se transmite en su maletero que, sin ser de los mejores del segmento, registra unos decentes 525 litros ampliables hasta los 1.630.
La pantalla permite un uso rápido y fluido y unos gráficos mejorados para ofrecer un sistema de navegación e infoentretenimiento mejorado. Bajo la pantalla de 8 pulgadas encontramos los mandos de climatización y en la consola central, a los lados de la palanca automática, encontramos los modos de conducción y el freno de mano de accionamiento eléctrico.
Buena alternativa, ¿mejor que el híbrido?
El Mondeo al igual que en el apartado de carrocerías, cuenta con diferentes motores disponibles. La novedad más reciente, es su alternativa híbrida con beneficios de etiqueta ECO. Pero nosotros hemos querido probar el diésel para echarle flores e ir en contra de la corriente actual que demoniza el gasóleo.
El bloque probado es el 2.0 litros y 190 CV de potencia. Muchos caballos que, sumados a los 400 Nm de par, entregan una potencia desde muy abajo suficiente para cualquier uso cotidiano. La caja automática de doble embrague y ocho relaciones es fantástica en prácticamente todos los puntos de régimen del cuenta. Y digo prácticamente porque sí es cierto que si reducimos con las levas del volante un par de marchas, el coche reduce velocidad con un retardo considerable, lo que provoca un trompicón innecesario. Básicamente que preferimos frenar que reducir con freno motor, cuando lo ideal sería lo contrario.
En cuanto al apartado de la conducción, el Mondeo SW se muestra idóneo para viajes largos. Buen aplomo, sólido y confortable para los pasajeros son tres premisas fundamentales. Pero además de esta seguridad, el modelo americano ofrece suavidad y buen apoyo en los pasos por curva, lo que le da un plus de deportividad y polivalencia. La suspensión adaptativa filtra muy bien las irregularidades del terreno y la dirección nos ha dejado con buen sabor de boca sobre todo cuando activamos el modo Sport y ésta se endurece, mostrando una precisión mayor e impropia de coches familiares de este corte.
Y en cuanto a los consumos, qué podemos decir. Está claro que no puede competir de tú a tú con su hermano híbrido, pero no nos ha parecido mala cifra. Después de una prueba completa por todo tipo de rutas, el ciclo combinado final ha sido de 7,6 litros que para un coche de casi 200CV y tracción total, no está nada mal.
Relación precio-equipamiento
El acabado de salida del Mondeo SW es el Tren, típico de Ford por algo menos de 30.000€. El Titanium ya sobre pasa esa barrera de precio. El ST-Line, como el nuestro, en su versión diésel tracción total y cambio automático, parte desde 40.889€ que ascienden hasta los 45.829€ en caso de nuestra unidad con todos los extras que contiene.
Escuchar “cuarenta y pico mil” puede ser un motivo directo de dejar de interesarnos por todo lo que nos digan después. Pero la verdad es que este modelo, pese a este precio que no es de por sí muy elevado en general, cuenta con elementos que le sitúan en un posicionamiento idóneo para competir con sus rivales. No tiene el prestigio de un Passat o el precio de un Óptima pero sí las especificaciones de un Ford Mondeo SW. Su seña de identidad en diseño, habitabilidad y confort que le colocan como uno de los familiares más suculentos del mercado.