Con el 60 aniversario a la vuelta de la esquina, MINI refresca su producto estrella y lo dota de un aspecto más vistoso, mejor conectividad y la misma frescura de siempre. Nosotros hemos probado el MINI Cooper S que suma sus 192 CV para convertirlo en todo un juguete moderno con ese toque histórico.
Icono de la automoción, la resurrección de MINI por parte de BMW en el año 2001 creó división de opiniones. No obstante, tras casi más de tres lustros, la firma inglesa ha sabido recuperar el cariño de aquellos conductores más puristas gracias al modelo que da nombre a la marca.
Un modelo que pese a su carácter retro, también tuvo que modernizarse para encontrar su sitio en el siglo XXI. No solo en lo que a aspecto o tamaño se refiere, sino también en funcionalidad. Así es como en 2014 surgió el primer MINI 5 puertas de la historia. Hoy, dicha carrocería es una de las más demandadas por los clientes ya que al diseño desenfadado que caracteriza al modelo, se une ese toque práctico de las cinco puertas.
Llama la atención
Como buen MINI, el Cooper S no pasa desapercibido. El utilitario británico sigue manteniendo esa condición de gira cuellos con la que fue reconcebido. Cierto es que el restyling que aquí analizamos resulta a simple vista muy leve, pero a poco que centre más la mirada, verá multitud de detalles nuevos.
Pinceladas tan llamativas como los nuevos faros LED delanteros que, en las versiones más altas como nuestro Cooper S pueden añadir la función matricial. Tecnología que también se aplica a la luz de conducción diurna y, sobre todo, a los grupos ópticos traseros, donde además los diseñadores ingleses han tirado de orgullo al incorporar la bandera de la Union-Jack.
El inédito color Solaris Orange de nuestra prueba acompañado del techo, de los vinilos en el capó y de las llantas en negro, consigue que este pequeñín de 4 metros de largo se convierta en el centro de todas las miradas. Más aún si sumamos los detalles deportivos de la versión Cooper S, tales como la doble salida de escape central, las llantas al estilo John Cooper Works, el alerón posterior, la toma de aire en el capó, los paragolpes específicos con mayor volumen o la rejilla delantera en negro con el siempre cautivador logo S de la versión.
Al gusto
De puertas para dentro se mantiene la sutileza en las modificaciones, necesitando aumentar nuestra agudeza visual para encontrarlas. Tras pasar cierto tiempo, verá que estrena indicador de combustible y que ha variado la posición del selector de modos de conducción, pasando de la parte baja de la palanca de cambios a ser un comando más en la parte baja de la consola central al estilo interruptor de un avión.
Por lo demás, todo sigue igual nada cambia, salvo los nuevos tapizados o las molduras frontales. Embellecedores que, dicho sea paso, son completamente personalizables. Sí, porque la gran novedad de esta actualización de la gama MINI llega por el que ha sido, desde su reedición, uno de sus puntos fuertes: la personalización.
Gracias al programa MINI Yours Customized, el cliente podrá diseñar vía web (www.yours-customised.mini) o vía smartphone, su propia idea o patrón, mandarla a la central en donde se imprimirá en una impresora 3D y se le mandará para que él mismo la sustituya o para que lo lleve a un concesionario donde se lo monten. Esta posibilidad no solo es factible con la moldura frontal, sino que también se extiende a los embellecedores externos situados en los retrovisores laterales, a los umbrales de las puertas e incluso a la imagen que se proyecta desde los retrovisores.
Conectado
En cuanto al equipamiento, la mejora llega de la mano de una nueva pantalla de 6,5 pulgadas para la consola central que, en opción y al incluir la navegación y la radio MINI Visual Boost añade la función táctil. Además, llega una superficie de carga inalámbrica para móviles, la sincronización mediante Apple CarPlay o un mayor número de puertos USB para cargar los dispositivos.
Igualmente, aparecen nuevas funciones de MINI Connected con una gran variedad de servicios digitales como la información del tráfico en tiempo real, el portal con información con noticias, información meteorológica o precios de los combustibles, así como otras posibilidades de estar al tanto a través del teléfono móvil.
Más maduro
Muchas cosas han cambiado en estos más de 15 años de vida del nuevo modelo. Quien tenga la oportunidad de poseer un MINI de ‘primera’ generación y lo compare con este, verá que en lo referente al diseño la esencia se mantiene, pero en lo que respecta al confort la generación que traemos hoy en esta prueba nada tiene que ver.
Los primeros MINI hacían gala de un rodar más duro, seco y, en determinadas ocasiones, incómodo. Ideal para los amantes de los tramos virados, el día a día se hacía algo más pesado para quienes buscaban un coche pintón pero sin demasiadas aspiraciones deportivas. Sin embargo, el Cooper S que tienes ante tus ojos ha cambiado por completo y ahora sirve para contentar a ambos tipos de conductor.
Así lo hemos comprobado durante nuestra exhaustiva prueba. Con más de 500 km realizados por todo tipo de vías, solo le podemos sacar un pero, el espacio para el maletero. Los 278 litros iniciales se nos antojan algo justos para afrontar un viaje acompañado de otros tres adultos (no intentes meter un quinto para largos trayectos, te odiará para siempre) y sus respectivos equipajes.
Por lo demás, nada que reseñar negativo. Los 192 CV generados por el bloque 2.0 turbo de cuatro cilindros son incluso demasiados si circulamos con nuestros pensamientos, moviendo los 4 metros de carrocería y 1.340 kg con una soltura envidiable por otros muchos rivales. Cierto es que el esquema de suspensiones sigue siendo algo más duro sin lo comparamos con los Audi A1 Sportback o Volkswagen Polo, pero esta circunstancia la transforma en ventajosa cuando le sacamos al que para muchos es su terreno natural: la carretera de montaña.
¡Menudo cambio!
Antes de adentrarnos en él, colocamos el selecto de modos de conducción en el programa Sport. Este simple gesto viene acompañado de un cambio de carácter, sobre todo si venimos del programa Green, enfocado a priorizar el consumo. Al cambiar y dar el primer acelerón, esa mala leche que atesora el bloque desarrollado por BMW reluce.
Un carácter que, de manera increíble, nos catapulta desde solo las 1.350 rpm, régimen al que ya aparecen los 280 Nm de par generados y que se mantienen constantes hasta más allá de las 4.500 vueltas. Sencillamente increíble. En la práctica esto se traduce en un rendimiento constante casi desde que arrancamos, pues los 192 CV antes mencionados aparecen a las 5.000 vueltas, llegando casi a las 6.000 y dejándole respirar hasta las 6.400 rpm que es cuando entra el corte.
Un empuje que, en esta ocasión, goza de un nuevo aliado: la caja de cambios automática de doble embrague y siete relaciones. Bautizada también como Steptronic (hay otra con ocho disponible para el Cooper SD y para el próximo John Cooper Works), destaca por su inmediata respuesta y por su perfecto escalonamiento de las relaciones. Para los más atrevidos, la posición secuencial se acompaña de dos levas tras el volante que nos permitirán juguetear con el MINI Cooper S en tramos más serpenteantes.
El tránsito entre relaciones es imperceptible aunque si nos lo proponemos, gracias al maravilloso empuje del bloque, podemos afrontar el tramo con la tercera metida y engranar cuarta, quinta o sexta cuando veamos que se acerca una recta. Pero nada de esto valdría de nada si nuestro MINI no mantuviera una de sus grandes cualidades: el chasis.
Optimizado tras el anuncio de la segunda generación, sigue sobresaliendo por la facilidad de uso en circunstancias donde otros ven sufrimiento. Una dirección directa y precisa así como unos frenos resistentes a la fatiga completan un conjunto que sigue enamorando.
Todo un ‘Sir’
En definitiva, MINI consigue lo que pocos fabricantes se proponen, mantener un producto con la misma esencia del primer día pero con los puntos necesarios de mejora para consolidarse en este difícil mercado. Ahora bien, hay que ser claros y aunque la gama MINI arranca en unos razonables 21.100 € para la carrocería de cinco puertas, lo cierto es que quien quiera optar por la versión Cooper S tendrá que preparar 30.100 €.
Pero ahí no queda la cosa, ya que como buena marca Premium y, además, como marca que prioriza la personalización por encima de otras cualidades, para conseguir la unidad que ilustra estas líneas el cliente deberá preparar otros 16.000 € adicionales (casi lo mismo que cuesta un MINI One de 3 puertas). Un precio que se nos antoja demasiado elevado para un coche de 4 metros, cuatro plazas y un maletero algo justo. Pero quien prefiera optar por otro vehículo incluso de gama superior jamás podrá enorgullecerse de poseer un modelo tan icónico y distintivo como lo es este MINI Cooper S.