La octava generación del Golf llega con más cambios de los que a simple vista se le perciben. Basta con probar este Golf eTSI para darse cuenta de la evolución que ofrece.
Entre tanto eléctrico que llevamos últimamente probado (a falta de publicarlo) en elhedonistamotor, lo cierto es que se agradece que tengamos entre manos un coche de combustión. Pero estas líneas vienen con cierto ‘truco’ lingüístico porque os tengo que confirmar que tras probar este Volkswagen Golf eTSI puedo confirmar que es el coche de combustión que más me ha recordado a un eléctrico.
Un poco más adelante entraremos en el apartado estético, el que más nos gusta en el elhedonistamor, pero no puedo pasar por alto el comportamiento de este Golf eTSI de 150 CV automático. Y ojo, recalco lo de automático porque la transmisión quizá sea una de las causantes de esa afirmación eléctrica ya que es la única que asocia el sistema micro-híbrido que le dota de la etiqueta ECO de la DGT.
Un aporte eléctrico mediante batería de 48 voltios que le permite aumentar su versatilidad, potencial y ahorro de combustible gracias al ISG (siglas que definen en ingles el generador/arrancador que integra). Todo ello para mantener los 150 CV que ya teníamos en su predecesor, peor con un ahorro sustancial de combustible ya que durante esta hedoprueba no hemos sido capaces de registrar un consumo superior a los 5,5 l/100 km, llegando incluso en algunos momentos a rozar los 4,9 l/100 km, siempre y cuando hagamos un uso intensivo de la autopista.
En cuanto al comportamiento, aquí hay pocas variaciones más allá de ese funcionamiento mecánico conservador. El motor tiende a engranar siempre las marchas más largas para priorizar el consumo, mientras que el tacto general del coche mantiene ese equilibrio inherente al modelo.
Gozamos de cuatro modos de conducción, Eco, Normal, Sport e Individual, que lo único que hacían en nuestra unidad era cambiar la respuesta del cambio, motor y dirección hacia parámetros más reactivos, aunque si montamos opcionalmente el chasis DCC también podremos variar la dureza de los amortiguadores. Por lo demás, el Golf eTSI mantiene su nobleza en las reacciones, su dirección rápida y precisa y su equilibrado chasis.
Evolución estética
Entramos ya en uno de los apartados que más nos gustan en esa web, el diseño. Tampoco queremos explayarnos en exceso porque la realidad es que esta octava generación del Golf tampoco es que aporte cambios rotundos. De hecho, desde el salto a la quinta o, incluso, a la sexta, la estética externa del Golf parece ser más la de una actualización que la de un cambio radical.
Ello no implica, no obstante, que no evolucione pero siempre manteniendo esa figura tan característica. Lo más llamativo es, sin duda, un frontal más afilado con una calandra prácticamente mínima y unos faros completamente nuevos que se integran directamente en ella. Grupos ópticos que ahora pueden llegar a montar la tecnología iQ.Light de la marca estrenada en el Touareg. El paragolpes también cambia completamente proponiendo en la zona de los antiniebla, tres muescas que dan mayor sensación aerodinámica.
De la vista lateral lo más destacado son los inéditos juegos de llantas que presenta aunque en nuestro caso montábamos unas de corte clásico, mientras que en la zaga se han revisado igualmente proponiendo paragolpes nuevos y faros algo más rasgados. Todo ello envuelto en unas dimensiones que han cambiado ligeramente, pues este Golf eTSI mide 4,28 metros de largo (2,5 cm más), 1,79 m de ancho (la misma) y 1,46 metros de alto (3,5 cm menos).
Ambiente digital
Si el exterior parece seguir el mismo patrón, el habitáculo si ofrece un cambio más severo… al menos al primer golpe de vista. Lo más llamativo en esa primera aproximación se reparte entre el espacio y la digitalización. En el primero tiene buena parte de culpa el nuevo selector del cambio, de reducidas dimensiones que deja un amplísimo hueco justo en el centro de la consola, mientras que del segundo los responsables son tanto el cuadro digital como la pantalla central. Responsables, igualmente, que los botones se hayan reducido a la mínima expresión.
El cuadro digital ya estaba presente en el anterior Golf pero ahora reduce su tamaño hasta las 10,25 pulgadas y aumenta las posibilidades de configuración de la vista, mientras que el monitor central se convierte en el centro de operaciones de todo el coche. Tal es así que hasta se han integrado los menús de climatización en ella, a excepción de los relativos al desempaño de las lunetas… que han cambiado su lugar a la zona izquierda, junto a los de las luces.
La visión de esta pantalla es buena pero su manejo nos ha parecido un poco tosco y lento. Dentro de cualquiera de sus menús hay fluidez pero para pasar de uno a otro tarda más de la cuenta, incluso cuando empleamos la función gestual. Además, requiere cierto periodo de adaptación sobre todo para manejar el volumen y la temperatura, pues ambos comandos se han trasladado a una barra situada justo por debajo del comentado monitor. Un poco más abajo, encontramos otros cuatro botones que, todo dicho sea de paso, resultan difíciles de ver. De hecho a un servidor le costó percatarse de que ahí estaba situado el selector de modos de conducción.
Donde no hay peros es en la calidad de fabricación y presencia. El Golf mantiene bastante alto el listón en este sentido y aunque hay algún punto que nos puede parecer mejorable, en líneas generales el tacto y ajuste de todos los elementos le siguen situando como una de las referencias de su categoría. En lo que a espacio se refiere, los 15 mm de más que ha ganado su batalla repercute en una zona trasera ligeramente más cómoda a nivel de espacio para las rodillas pero que seguirá siendo más útil para dos que para tres ocupantes. Por su parte, el maletero mantiene los 380 litros de volumen así como sus formas cuadradas.
En definitiva
¿Se mantiene el Golf como la guía del segmento C? Dada la cantidad de alternativas existentes y el incremento de calidad de muchas de ellas, el Golf ha perdido esta privilegiada posición. Cierto es que es te Golf VIII retrocede en algunos aspectos como suprimir los mandos de la climatización, proponer un ambiente desprovisto casi de botones o ser demasiado conservador en lo que a estética se refiere.
Pero la realidad es que cuando te bajas de este Golf eTSI que hemos probado, las sensaciones son tan buenas por motor como por comportamiento, que te da igual si luce como los anteriores. Eso sí, aunque para muchos haya bajado de importancia, en el apartado económico sigue situándose como el eslabón entre los modelos generalistas y los Premium pues para optar por nuestro Golf eTSI Life hay que desembolsar 30.395 € de inicio.